Duelo de campanas pdf


















Es bueno para usted y para ellos. El dolor de la muerte de un ser querido no se supera enseguida. Durante un tiempo, la familia y los amigos pueden estar cerca para ayudarlo. Muchas parejas casadas se reparten las tareas del hogar. Dividir los trabajos a menudo funciona bien hasta que hay una sola persona que tiene que hacerlo todo. Aprender a administrar nuevas tareas, desde los quehaceres del hogar hasta las reparaciones de la casa y las finanzas, lleva tiempo, pero se puede hacer.

Estar solo puede aumentar las inquietudes sobre la seguridad. Es una buena idea asegurarse de que haya cerraduras que funcionen en las puertas y ventanas.

Muchas personas nunca han vivido solas. Aquellos que son viudos y jubilados pueden sentirse muy solos y deprimidos. Tal vez sea doloroso imaginarse regresando a casa solo.

Tal vez se sienta ansioso de comenzar a tener citas con otra pareja. Pero con el tiempo, algunas personas se sienten listas para volver a tener una vida social. Podemos decir: «Dios, mi marido ha muerto. Siento que mi fe se tambalea y se desmorona». Es posible que estemos enfadados porque Dios no haya cuidado mejor de la persona que hemos perdido. Muchos no se atreven a hablar de estos sentimientos. A menudo asumimos que si somos buenas personas no sufriremos los males del mundo.

Hemos sido entregados, amables y caritativos. Hemos hecho todo lo que nos han dicho. Un amigo le dijo con cautela: —Ten cuidado de no despertar la ira de Dios.

A nadie le gusta que le pidan que cambie y que no lo acepten tal cual es. Permiten la ira y no se escandalizan si se habla de ella. Considera hablar sobre esto con tu parroquia, templo o lugar de culto. Debajo de la ira anida el dolor, tu dolor. Es natural sentirte desamparado y abandonado, pero vivimos en una sociedad que teme la ira. La gente a menudo nos dice que nuestra ira es inoportuna, inapropiada o desproporcionada.

Algunas personas pueden percibirla como dura o excesiva. Grita si necesitas hacerlo. De repente, tenemos una estructura: nuestra ira contra esas personas. Grita a la almohada. No la reprimas. Significa que estamos progresando, que estamos permitiendo todos los sentimientos que antes eran simplemente demasiado insoportables para dejarlos aflorar.

Es importante sentir la ira sin juzgarla, sin intentar hallarle un sentido. La vida es injusta. La muerte es injusta. Pero nosotros no tenemos la culpa. La ira afirma que podemos sentir, que hemos amado y que hemos perdido. Es posible que la intensidad de la ira te abrume porque, para algunos, puede ser proporcional a la cantidad de amor perdido que representa.

No permitas que nadie disminuya la importancia de sentir plenamente la ira. Queremos que la vida vuelva a ser como era; queremos que nuestro ser querido nos sea restituido. Es posible que incluso pactemos con el dolor. Nos quedamos anclados en el pasado, intentando pactar la forma de librarnos del dolor. Acabamos de llegar a casa. Caminaron una manzana y empezaron a cruzar la calle por un paso de peatones.

De repente, alguien le preguntaba si se encontraba bien. En el hospital, Howard fue tratado por numerosas contusiones y un brazo roto. Millie no tuvo tanta suerte. No hemos podido salvarla». La gente a menudo cree que las etapas del duelo duran semanas o meses.

Olvida que son reacciones a sentimientos que pueden durar minutos u horas mientras fluctuamos de uno a otro. No entramos ni salimos de cada etapa concreta de una forma lineal. Podemos atravesar una, luego otra y retornar luego a la primera. Durante los siguientes minutos, imaginaba que se despertaba con Millie a su lado. Nos permite creer que podemos restaurar el orden en el caos que nos rodea. Podemos comenzar pactando para que la persona querida se salve. Cuando aceptamos que se va a morir, podemos pactar para que su muerte sea indolora.

Podemos pactar para volver a verla en el cielo. Una madre que pierde a un hijo puede pactar para que sus otros hijos sigan sanos y salvos. Nos parece que esta etapa depresiva va a durar para siempre. Nos apeamos del tren de la vida, permanecemos entre una niebla de intensa tristeza y nos preguntamos si tiene sentido seguir adelante solos. Una voz en tu interior te dice que ha llegado la hora de levantarse, pero no te apetece hacerlo.

La vida parece no tener sentido. No te importa lo bastante como para que te importe. Bloquea el sistema nervioso para que podamos adaptarnos a algo que sentimos que no podremos superar. Haz sitio para el invitado. Nos obliga a reconstruirnos de nuevo desde la nada. Limpia el camino para crecer. Esto es lo que se siente al tocar fondo. No es eso. Aprendemos a vivir con ella. Es la nueva norma con la que debemos aprender a vivir. Ahora, debemos intentar vivir en un mundo en el que falta nuestro ser querido.

Las cosas han cambiado para siempre y debemos readaptarnos. Aprendemos a vivir con el ser querido que hemos perdido. Vuestro hijo se ha ido y nada va a conseguir que vuelva. No le vamos a poner un plato en la mesa esta noche. Hemos descubierto que no es raro que personas como los amigos de Keith y Donna confundan las etapas.

Creemos que es importante que las personas entiendan que, de forma gradual y cada cual a su ritmo, se puede empezar a encontrar algo de paz frente a lo que ha pasado.

Entonces, le notificaron que el asesino iba a asistir a su primera vista para conseguir la libertad condicional. Recorrieron todos los colegios de la ciudad contando su historia. A medida que volvemos a empezar a vivir y disfrutar de la vida, muchas veces pensamos que, al hacerlo, estamos traicionando a nuestro ser querido. Nunca podremos reemplazar lo que se ha perdido, pero podemos establecer nuevos contactos, nuevas relaciones importantes, nuevas interdependencias.

En lugar de negar nuestros sentimientos, escuchemos nuestras necesidades; nos movemos, cambiamos, crecemos, evolucionamos. Podemos empezar a acercarnos a otros y formar parte de su vida. Empezamos a vivir de nuevo, pero no podremos hacerlo hasta que no le hayamos dedicado el tiempo correspondiente al duelo.

Se nos para el mundo. Se nos ha quedado marcado en la cabeza. El mundo se convierte en algo lento, irreal. Nadie puede decirnos nada que nos haga sentir mejor, porque esas palabras no existen. La que cuenta para ti es la tuya.

La que te afecta a ti es la tuya. Parece fuera de lugar, fuera de contexto y, a menudo, se considera algo malo. Ver o incluso pensar en el sufrimiento de un ser querido produce un intenso dolor que se superpone a la tristeza. Cuando ello ocurre, el alivio es el reconocimiento de que el sufrimiento ha acabado, de que el dolor ya no existe, la enfermedad ha desaparecido.

Nuestro ser querido ya no sufre esa enfermedad. Ha dejado de causarle dolor. Existe el alivio de saber que tu ser querido ya no sufre. La probabilidad era tan remota. Amanda estaba aturdida. En el duelo, a menudo experimentamos un profundo pozo de sentimientos diferentes a la vez, con lo que el duelo se convierte en algo confuso.

Eso es amor de verdad. El alivio se presenta de muchas maneras diferentes. Es importante comprender que no es raro sentir alivio, incluso en medio de la tristeza. El alivio que sientes es la calma tras la tormenta. En un momento estamos bien y, al siguiente, rompemos a llorar. Luego, dijo: —Lo siento. Olvidemos la cena. Tengo que irme. Iba a trabajar y nos hemos saludado de lejos con la mano.

Desde que aplazamos una cena, no ha contestado a mis llamadas. Por favor, ven a cenar con nosotros. Te echamos de menos y te queremos. Pero estaba poniendo toda mi pena y dolor en otras situaciones.

A fin de dar un descanso a tus emociones, tienes que aceptar las cosas tal como son. Has pasado por mucho. Los grupos de apoyo pueden aportar gente nueva a nuestro mundo. Ten cuidado si estableces relaciones con muchos sentimientos implicados. Los sentimientos, igual que el cuerpo, necesitan curarse. Si puedes posponer decisiones complejas o importantes, hazlo. Si no puedes, pide ayuda. Acude a amigos de confianza o familiares para que te ayuden.

Jerry estaba contento de que su mundo exterior permaneciera intacto tras un cambio tan brusco en su mundo interno producido por la muerte de su esposa. Es posible que lamentemos lo que no hicimos y lo que no dijimos. Somos humanos. Hay muy poca gente que pueda afirmar que no se lamenta de absolutamente nada. Muy pocas personas consideran que lo han hecho todo, y mucho menos de forma correcta.

Si pensamos de forma objetiva, sabemos que no viviremos para siempre. Las lamentaciones siempre pertenecen al pasado. Ese valor crece tras la muerte porque nos damos cuenta de que todo se ha perdido. El peor recuerdo de su infancia era el de su padre y su madre preocupados por no poder hacer frente a las facturas. Pensar que puede hacerse todo en la vida es algo irreal. Lo hiciste lo mejor que pudiste en ese momento de la vida.

Nunca es demasiado tarde para decir: «Lo siento. Yo te perdono. Te quiero y te doy las gracias». Por desgracia, con demasiada frecuencia, intentamos detener este alivio necesario y primario de nuestros sentimientos. La primera es el abrumador sentimiento de tristeza que nos invade. La segunda es «Tengo que dejar de llorar».

Le encantaba la contabilidad. Le dijo: —John, deja de llorar. No quiero que dejemos escapar ninguna posibilidad de tratamiento. John puso la mano sobre la de ella y dijo: —Entonces no dejes escapar nuestra despedida. Incluso yo lloro. Las personas como Melinda evitan llorar por miedo a no poder parar nunca. Lo peor que puedes hacer es impedirte a ti mismo desahogarte.

Si necesitas llorar durante media hora, no te detengas al cabo de veinte minutos. Llora todo lo que debas. Lo que nunca acaba son los sentimientos, cosa que tampoco quisieras que sucediera. A algunos de nosotros nos han criado con permiso para llorar, pero a otros no.

Algunas enfermeras y familiares contienen parte de la tristeza, como si no mereciera un gran llanto». Cada persona reacciona de manera diferente cuando ve llorar a alguien. Los que rodean a la persona que llora, pueden sentirse agradecidos porque la persona sea capaz de llorar. Nos representan y habitan en nuestro dolor. Se trata de la vida que tenemos mezclada con la tristeza que sentimos. Por suerte, intervino el padre que dijo: —No. Si ves a alguien llorar y lloras, significa que se ha desatado la tristeza de tu interior.

Pero espiritualmente, es perfecto. Les pedimos que sean amables cuando se lleven a nuestro ser querido. Les pedimos que nos protejan. Les pedimos que busquen a nuestro ser querido en el otro mundo.

No es necesario debatir la realidad de su existencia. Cuando fallece un ser querido, a menudo nos planteamos su existencia por primera vez.

Nos proporcionan esperanza y nos reconfortan. Forman parte de un sistema de creencias religiosas o espirituales respetadas por muchos. Luego, en un momento dice «nosotros». En el ejercicio del duelo, la gente se siente muy agradecida de recibir ayuda. Nos sentimos mal por no recordar esos momentos que han cambiado la vida de alguien.

Aparecen como sencillos actos de amabilidad, que pueden parecer no importar mucho, pero consiguen salvar vidas al aliviar la tristeza ajena. Es posible que no veamos o sintamos todo el amor que nos traen. Es posible que sean nuestros seres queridos reunidos para apoyarnos. El marido se acercaba a ella sano y salvo. Ni tampoco es el cuerpo que vimos en el tanatorio. Incluso caminaba igual. O una vez muerto.

Sea lo que fuere, el ser querido se ha ido, pero las visiones permanecen. Puedes hablar de las visiones o dibujarlas. Intenta exteriorizarla. Habla de ella. Escribe una carta. Simplemente debemos saber que los sentimientos son reales y que, si sentimos una presencia inquietante, significa que existe algo inacabado.

En muchos casos, una voz que susurra con dulzura el nombre del ser querido ha calmado a una persona en duelo durante la noche. No me he ido. A menudo traen importantes mensajes de la psique que surgen de nuestro mundo interno de duelo.

Incluso pueden traer miedo con ellas, aunque no suelen ser peligrosas. En algunos casos, representan cuestiones abiertas y, en otros, ofrecen un gran consuelo. Somos la esposa, el marido, el hijo y el padre. De forma consciente o inconsciente, nosotros mismos adoptamos algunos de ellos. A menudo, asumimos los roles de nuestros seres queridos sin ser conscientes de ello. Charlotte era una intelectual. Las dos hermanas se miraron entre ellas sorprendidas. A menudo, poseemos un gran conocimiento cuya mayor parte muere con nosotros, aunque no todo.

En su honor y recuerdo, los dos miembros no fueron reemplazados, y el grupo siente que, de alguna manera, siguen manteniendo vivos a sus amigos. Tanto si son tangibles como sutiles, existen multitud de roles que pueden perderse.

Es posible que le cuentes la historia a amigos y familiares. Cuando vienen amigos a verte, hablas de las partes de la historia que no pudiste controlar: «No me di cuenta de lo que pasaba» o «Nos dijeron que estaba enferma, pero no nos imaginamos lo grave que era».

Puede ser que no te des cuenta de ello, pero cuando te encuentras a alguien a quien no se la has contado, agradeces que te escuchen. En tu mundo, ha sido un desastre a gran escala, seguramente el mayor que hayas experimentado.

Relatar la historia ayuda a disipar el dolor. Tienes que sacarlo todo. Hay que sentir la pena para poder curarse. La pena compartida es menos pena.

Al contar la historia, puedes sentirte confuso mientras entras en un terreno que debe ser explorado. Pero hay algo al tomar las ideas profundas de la mente y manifestarlas en voz alta que ayuda a ordenar las cosas.

Puede ser el andamiaje temporal que sujeta la estructura tambaleante de tu mundo. Contar la historia ayuda a volver a formar y reconstruir dicha estructura. El dolor de Brandy tras la muerte de su madre era una mezcla de pena y tranquilidad. Su marido esperaba que no volviera a contar la historia.

Me alegro de que tuviera un final como ella deseaba». Las historias que contamos confieren significado al hecho de que nuestro ser querido ha fallecido. La gente desea contar su historia, quieren que sus vidas importen y que su dolor se oiga.

Cuando le decimos a un amigo que estamos bien, es posible que luego nos sintamos fatal por ello. Nuestras historias contienen una cantidad enorme de dolor que, en ocasiones, es demasiado para una persona. Sus historias siempre estaban repletas de lecciones de bondad y honestidad. Busca lo que quiere saber. Viste todo lo que pasaba. Pero todos los sucesos requieren muchos factores convergentes para producirse. Es lo mismo cuando se produce un accidente.

Muchas personas acuden a revisiones y chequeos anuales de todo, para al final descubrir igual que algo no va bien. Pensamos que tiene que haber sido culpa de alguien, y la culpa es algo que debemos examinar para encontrar paz.

Parte de nuestro miedo procede del bombardeo de mensajes atemorizadores por parte de los medios. Y luego, cuando nuestras vidas relativamente seguras se ven golpeadas por la tragedia, buscamos a alguien a quien culpar.

Ha sido mi culpa». La enfermedad funciona exactamente de la misma forma. No podemos controlar ciertas situaciones, y creer que podemos constituye un acto de arrogancia. Esas decisiones son responsabilidad de Dios y el Universo. A no ser que haya sido un crimen violento o una tremenda negligencia, la culpa no es de nadie. Somos responsables de nuestra salud, pero no somos culpables de nuestras enfermedades.

Bill, su hermano y su hermana crecieron sin padre. Era literalmente una tirana. Al final de la historia, cuando el doctor Frankenstein es asesinado, la criatura aparece llorando. Es posible llorar la muerte de alguien que se ha portado fatal con nosotros.

Y si necesitas hacerlo, hazlo. El resentimiento no siempre muere con la muerte. Puede ser una parte corriente de las asignaturas pendientes con las que nos quedamos. El resentimiento es ira antigua a la que nunca nos hemos enfrentado o hemos tenido la oportunidad de hacerlo. Puede surgir en situaciones determinadas como algo deliberado o puede encontrarse bajo la superficie, como en el caso de Tony. Necesitan escucharte a ti». En el grupo de duelo, dijo: «La amo, la echo de menos y me siento resentido hacia ella por haberse muerto».

Con lo que no contaba ella era con la muerte de su marido en el frente. No te he olvidado. Pero primero debo atender el duelo por Jim». Por suerte, desarrollamos herramientas nuevas para trabajar el duelo. Cuando el dolor emerge, encontramos nuevas formas de curarnos que pueden no haber existido antes.

Ahora te has quedado como una mesa coja. Sin tu esposa, ya no encajas en ese mundo. El ritual de cenar en vuestro restaurante preferido el domingo por la noche ha desaparecido. Ella era la persona a la que le contabas todo. Era testigo de tu vida.

Nadie puede ponerse en tu piel y examinar todo lo que has perdido. Luego, conoceremos a ese alguien especial, nos casaremos y desarrollaremos una carrera profesional. Si no lo hacemos, perpetuaremos las creencias y asunciones de que nunca sale nada mal.

Al igual que la piedra debe pulirse para convertirse en algo valioso, la vida nos pule para convertirnos en diamantes. En ocasiones, tenemos que enfrentarnos a ellas primero. Todos nosotros hemos visto esta sorpresa y aturdimiento en la mirada de alguien. Objetivamente, sabemos que pasan cosas malas, pero a otras personas, no a nosotros.

Y, sin duda, de ninguna manera en el mundo en el que vivimos. Pero en nuestro sistema de creencias central, no vemos nada natural en ello. Y eso era una realidad. La respuesta es que una vida sana puede evitar el desarrollo o avance de algunas enfermedades. Tu sistema de creencias necesita curarse y recomponerse, igual que el alma. Puedes estar con un numeroso grupo de amigos y familiares y sentirte tan solo como si estuvieras perdido en medio del desierto.

Los amigos se preocupan porque te has encerrado en ti mismo y pareces desconectado del mundo real. De hecho, este tipo de aislamiento puede provocar la alarma si se prolonga a lo largo del tiempo, y es posible que acabes necesitando ayuda.

Estabas con alguien y ahora ya no. Con la ira, te enfadas con alguien y gritas. Con la tristeza, rompes a llorar. Pero el aislamiento es como estar en una sala sin puertas ni ventanas, un lugar sin escape posible. Algunas personas consideran de ayuda esforzarse poco a poco para volver al mundo. Por supuesto, ello no era cierto. Si eres lo bastante mayor para amar, lo eres para sufrir.

La naturaleza es muy sabia y ayuda a curar el alma. A menudo, dejan muchas preguntas en el aire. Cuando se descubre un secreto, se produce un trauma tremendo. En ocasiones, debes tomarte un tiempo para superar ese trauma de forma independiente al duelo.

No todos los secretos poseen una naturaleza negativa. Fue mi primer amor, mi primer marido. En ocasiones, la gente decide mantener en secreto la causa de la muerte de un ser querido. La gente puede considerar ciertos comportamientos vergonzosos, pero ello no significa que debamos avergonzarnos de que nuestro ser querido sufra esa enfermedad.

Si no puedes ser completamente honesto con todo el mundo, encuentra al menos una o dos personas con quien compartir tu pena de forma honesta y abierta.

Marshall era un buen marido. La muerte puede invadir nuestra intimidad y desproveernos de la oportunidad de explicar nuestros actos. Es posible que te enfades porque no te dio esa oportunidad. Pero eso no evita que nos sintamos castigados. Sin duda. Vivimos pensando que, si somos justos, no sufriremos. Al final, amar significa perder lo que hemos tenido el privilegio de amar.

La muerte sigue a la vida, pero el castigo no es la respuesta de Dios por amar y preocuparse. A veces, la memoria del castigo se remonta a nuestra infancia. Sin embargo, eso es negocios, no espiritualidad.

Es nuestra forma de encontrar paz. Y ponerse enfermo no significa que hayas hecho algo malo. La verdadera espiritualidad no consiste en encontrar un culpable. La realidad es que Dios nos entrega un ciclo de vida que incluye la muerte.

Vivimos en un mundo de dualidades. A veces, sentirnos castigados nos mantiene conectados con nuestros seres queridos, pero existen otros contextos mejores en los que mantener el recuerdo. En un nivel profundo, es posible que pensemos: «Lo he hecho yo». Es posible que sienta que la ira hacia su madre lo convierte en responsable. Como adultos, siempre cometeremos errores y haremos cosas de las que no nos sentiremos orgullosos.

En un nivel primario, para ciertas personas, desobedecer a Dios puede conllevar la muerte. De hecho, existen muchos ejemplos del Dios castigador en el Antiguo Testamento. De hecho, fue creado por ellos. No lograban ponerse de acuerdo en nada. El control cubre ciertos sentimientos, tales como la tristeza, el dolor o la ira.

La inesperada respuesta de la protagonista femenina es: —No, es horrible. A la larga, intentar controlar lo incontrolable llega a convertirse en un infierno en vida, y el dolor consigue magnificarlo todo y convertir a la gente en esclava de sus propios comportamientos.

El personal sabe lo que hace». Y fue en ese momento cuando supe lo que estaba haciendo». Sus amigos no pensaban admitir ni condiciones ni excusas. Mientras sus amigos se lo pasaban en grande comiendo, bebiendo y bailando, Karen se paseaba por la cubierta del barco sin rumbo, incapaz de dejar de pensar en su amiga.

El control no siempre es negativo. Nos consideramos una familia muy unida, como las de antes. Pero, si podemos separar las partes y dar a cada una de ellas lo que merece, puede ser como darnos una ducha caliente y triste que nos limpie el alma. Para Beth, el duelo fue tangible. Lo malo de todo esto es que podemos perdernos el duelo de la persona completa y todo lo que fue, con su lado bueno y su lado malo, sus luces y sus sombras. Sin embargo, hay situaciones que ocurren justo al contrario; por ejemplo, cuando alguien dirige su duelo de forma consciente hacia el juego para honrar al ser querido que ha muerto.

El problema con dicha premisa es que, para ser fuertes, tenemos que reprimir nuestras emociones. Si la persona doliente no llora ni expresa demasiadas emociones, nosotros tampoco sentimos demasiado. La verdad es que el dolor se contagia. Cuando arrinconamos el dolor, no desaparece. Necesitamos entender que la fuerza y el dolor pueden ir de la mano.

La fuerza en el duelo se presenta de muchas maneras diferentes. Se encontraba hundida en la tristeza debido a la ausencia de su hermano. Tienes que volver a salir. Ya ha pasado un mes.

Con demasiada frecuencia, la gente decide ir de tiendas o a pescar para consolar a un amigo o para evitar el dolor propio. Retrasar el momento del duelo es vivir con el dolor escondido apaciblemente o, en algunos casos, no tan apaciblemente.

Cuando el dolor y la tristeza te golpean, puedes hacer lo que Wanda intentaba hacer: experimentarlos. Una de las mayores injusticias que podemos cometer contra un amigo es intentar alejarlo de su duelo antes de estar preparado. A menudo, nos quedan sentimientos residuales procedentes de la muerte de nuestro ser querido.

Pensamos lo que la fuerza significaba para esa persona y para nosotros. Estamos seguros de que la gente fuerte puede vencer a la enfermedad. El mensaje transmitido es que la fuerza es vida y la muerte es debilidad. Igual que una mujer tiene que ser fuerte para dar a luz, hemos de tener mucha fuerza para morir. Algunos sistemas espirituales creen que damos nuestro permiso al mundo para nacer y para morir. Estoy seguro de que no pasa nada si no vamos por una vez. Necesito saber una y otra vez que no pasa nada por morir.

Me voy a morir. Durante el mes siguiente, Jan hizo todo lo que pudo para consolar a Jeffrey. Imagina que eres un padre que ha querido y protegido a su hijo. El nacimiento no es el principio, ni la muerte el final; son simples puntos en un continuo. La muerte no existe en su forma tradicional, es decir, como «el final de todo». Por otra parte, hay mucha gente en nuestra sociedad que cree que todo acaba cuando morimos. Cada cual le concede la importancia que considera apropiada.

Estas cuestiones no son nada nuevo. Pero las anhelamos. La experiencia de morir es similar a la de nacer, igual que el crecimiento de la oruga es el paso natural hacia la emergencia de la mariposa. Sin embargo, ello no quiere decir que nuestro ser querido no nos oiga a nosotros. Los viajeros del barco no han desaparecido, simplemente se mueven hacia otra costa.

Por fin, estoy bien. Por otro lado, nosotros nos encontramos atrapados en el tiempo y, para nosotros, el duelo puede parecer eterno. Yo no tengo hermanos. Se dice que nos reencarnamos con la misma gente una vez tras otra, que venimos a este mundo con lecciones que aprender en medio de otros que tienen exactamente la misma tarea.

Son las acciones, los rituales y las costumbres que llevamos a cabo. El trabajo interno del duelo es un proceso, un viaje. Es tan particular como cada uno de nosotros.

Pero ahora has hecho que vuelva a sentir el dolor». Pero cada persona es diferente. Lo que importa es que pases los aniversarios haciendo algo que te reconforte. Para algunos, el dolor es tan intenso que lo mejor es trabajar y mantenerse ocupado. Busca tu propia manera de honrar la memoria de tu ser querido. Acude a misa, visita la tumba de tu ser querido o habla con amigos y familia. Honra el amor y los recuerdos que te ha dejado. Luego, encendieron una vela y dijeron: «Enciendo esta vela en tu recuerdo, Douglas, y doy las gracias por haberte conocido».

Cuando acabaron la ronda, salieron a cenar al restaurante preferido de Douglas. Brenda dijo que fue perfecto. La cena fue liviana, divertida e inesperada». La persona que eras ha cambiado para siempre. Hombres y mujeres experimentan el sexo y el duelo de forma diferente, pero hablaremos en sentido general. Cuando fallece alguien cercano, tendemos a asignar sus roles, de forma consciente o inconsciente, a otras personas o a nosotros mismos. Debes reconocer estos sentimientos como algo sano y normal.

Lo siguiente que supieron fue que se estaban besando y haciendo el amor. Con ello suele incluirse sin mencionarlo el permiso para volver a salir con alguien, volver a tener relaciones sexuales y enamorarse de nuevo. De todas formas, es normal que al principio tengas dificultades y reticencias. Durante el duelo, el sexo significa cosas diferentes para personas diferentes.

Algunos utilizan el sexo al principio para escapar del dolor, ya que puede abstraernos y ayudarnos a esquivar la pena. Al fin y al cabo, el sexo es vida, lo opuesto a la muerte. Necesito estar contigo para sentirme parte de algo».



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